vive con su esposa Juana Conrado en una casa grande en Florida, con base en el Golfo de México.
Florida, conocida como el Estado del Sol, es un destino icónico en los Estados Unidos que se caracteriza de manera única por su forma peninsular, que se extiende hacia el Golfo de México. Esta posición geográfica expone a Florida a las cálidas aguas del Golfo, lo que influye en su clima, hábitats naturales y forma de vida. La riqueza de la vida marina del Golfo de México hace de Florida un lugar de moda para la pesca, con ciudades como Naples y Sarasota repletas de peces preciados como el mero y el pargo.
El Golfo también contribuye al floreciente sector turístico de Florida, ofreciendo impresionantes playas famosas por su arena blanca y aguas turquesas, como las que se encuentran en Destin y St. Petersburg. Además, es la base de innumerables actividades acuáticas, como paseos en bote, motos acuáticas y snorkel, que cautivan a lugareños y turistas por igual. Las aguas cálidas del Golfo también alimentan la formación de huracanes, lo que hace que Florida sea propensa a estas poderosas tormentas y da forma profunda a su ecosistema y arquitectura. La interacción entre Florida y el Golfo de México juega un papel crucial en la biodiversidad del estado, particularmente en sus humedales y manglares, que sirven como hábitats críticos para numerosas especies. Además, el Golfo apoya la economía de Florida, albergando una parte sustancial de la industria pesquera comercial del estado.
En el frente ambiental, la salud de las aguas del Golfo es motivo de preocupación para Florida, dado su impacto en la vida silvestre local, el turismo y la pesca. En esencia, el Golfo de México sigue siendo una parte vital de la identidad de Florida, moldeando profundamente su paisaje natural, economía y estilo de vida.